miércoles, 5 de marzo de 2014

Reseña: Temblor.


Título: Temblor
Título original: Shiver
Autora: Maggie Stiefvater
Trilogía: Los lobos de Mercy Falls #1
Editorial: SM 
Páginas: 432

Sipnosis:
Cuando el amor te hace temblar en otoño es mejor que el invierno no llegue nunca: las primeras nevadas pueden arrebatarte a quien más deseas. 
Hace años Grace estuvo a punto de morir devorada por una manada de lobos. Inexplicablemente, uno de ellos, un lobo de intensos ojos amarillos, la salvó. 
Desde entonces todos los inviernos Grace se asoma al bosque y, desde la distancia, lobo y chica se observan. Cuando llega el calor, la manada desaparece y, con ella, “su lobo”. 
Pero este año, Grace deseará que el invierno no llegue y que el otoño dure para siempre. Ha conocido a un chico, se llama Sam. Es un tipo normal, salvo por sus ojos. 
Son de un extraño color amarillo.
Opinión:
Temblor cuenta la historia de Grace y de cómo fue atacada por una manada de lobos de pequeña. Cuando parecía que iba a perder la vida, y se hallaba tirada en el suelo mirando al cielo, un lobo de ojos amarillos la salva. Grace nunca supera este hecho y cada invierno su lobo la visita sin poder hacer nada más, hasta que aparece Sam.

Personalmente, me ha encantado. El libro está divido en dos tipos de capítulos; los que narra Grace y los que narra Sam. La historia entre Sam y Grace la encuentro encantadora, y tiene frases de esas que te dejan KO.
Es verdad que la historia empieza muy bien, aunque me ha aburrido un poco a partir de las 200 páginas. Luego se recupera en el final, eh.
A mi las historias de animales mitológicos me encantan, aunque le ha faltado chicha.

martes, 4 de marzo de 2014

Porque hay veces en las que las palabras no aclaran nada.

La abrazó. Y aguantó los puñetazos que le dio en el pecho para separarse y hacerse la fuerte. La apretó fuerte contra su pecho, y siguió cuando empezó a llorar. Puede que en ese momento la abrazara incluso más fuerte. Dejó que derramara contra su hombro todo lo que quería decir, pero que no podía porque no era de las que molestaban a la gente con sus problemas. La dejó revivir los recuerdos, aunque dolieran, porque sabía que era mejor para ella hacerlo ahora. La dejó dejar marcas de uñas en sus brazos, por la rabia de no haberse podido despedir. Y la dejó porque sabía lo que ella sentía.
Porque él también estaba roto.